lunes, 2 de abril de 2012

Cuida lo que escuchas





A lo largo de nuestra vida encontraremos lugares y momentos en nuestra vida que nos previenen de aquello a lo que nos exponemos, lo mismo encontraremos lugares libres de mascotas, que de alcohol, tabaco ó incluso ruido.
Sin embargo hay algunos ambientes que no pueden ser regulados por ninguna autoridad externa a nosotros mismos, son lugares en los que nosotros tendemos a acudir con frecuencia y por decisión propia, en ocasiones son sumamente nocivos para nosotros mas sin embargo nos seguimos exponiendo a ellos.

Aquellos lugares en los que nuestra actitud se ve afectada negativamente por el bombardeo de información negativa de personas que depositan en nosotros desesperanza, desasosiego, ansiedad, tristeza y muchos otros sentimientos negativos en forma de chismes, malas predicciones y descripciones de un futuro negro que nos espera a la vuelta de cada esquina.

Como lo comenté de inicio, estos lugares no son detectados por nosotros a raíz de la misma costumbre y cercanía de las personas que nos la proporcionan.

Es por ello que hay que estar especialmente atentos a lo que escuchamos a desarrollar filtros que nos permitan determinar lo cierto de lo irreal, la información que nos sirve para tomar precauciones y desechar aquella cuyo único entregable es un sentimiento negativo que nos impide de tomar buenas decisiones y seguir disfrutando de nuestro tiempo y vida.

Un filtro interesante es aquél que proponía Aristóteles y que refería a tres preguntas específicas para aquellas personas que deseaban comunicarle algo, a lo que el solicitaba se aplicase el siguiente filtro a fin de saber si podía ser tomado en cuenta para serle comunicado.


1.    ¿Lo que te van a comunicar es completamente cierto?

2.    ¿Es verdaderamente importante y trascendental que tú lo sepas ahora mismo?

3.    ¿Hay algo que puedas hacer al respecto?, ¿Qué?


Todos sabemos que la mayoría de las cosas con las que se nos aborda hoy en día no superarían la primera de las interrogantes por lo que seguramente tendríamos menos cosas porque preocuparnos y podríamos hacer mucho mejor uso de nuestro tiempo.

Recuerda que podemos cerrar nuestros ojos y así cuidar lo que vemos, podríamos guardar nuestras manos en nuestros bolsillos y así evitar interactuar con nuestro entorno, pero nunca podremos cerrar nuestros oídos, por lo que hay que vigilar con cuidado lo que escuchamos.

¿Tú que escuchas?, te invito a ver el siguiente video cuya única intención es aportar un poquito a tu vida.
Jaime Leal


 


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